Aunque parezca poco creíble, existen personas resistentes a las redes sociales. Entes que no suelen frecuentar Facebook o Twitter, y que no suelen abarcar más de tres o cuatro lazos fuertes de interacción social, y el resto, dispersos débiles y de rápida movilidad.
Las redes sociales
hoy en día generan una “supersocialización” de lazos débiles: contra más
amigos, menos valor emocional le atribuimos a cada uno. Sin embargo, a
pesar de lo relevante de la era digital en la que estamos viviendo, no creo que
sea tan poco común esta forma de interactuar, más introvertida en cuanto a
redes digitales, ni el anhelo de evadir la densidad de la comunicación que
suponen éstas, así como la gran inversión de tiempo que suponen. De hecho, los
no usuarios de redes digitales son un grupo bastante importante en la sociedad,
que consideran las interacciones surgidas de éste tipo de portales interactivos
redundantes y poco relevantes.