martes, 24 de noviembre de 2015

Etnocentrismo: lo nuestro es cierto y lo demás tontería


Iria Massotti

El simple planteamiento de que plantas, animales y humanos podamos compartir códigos morales, podría provocar que cualquier lector occidental, en su sano juicio y raciocinio, catalogara este artículo de fantasioso. Ya no digamos si en este mismo párrafo inicial incluyéramos otros conceptos tales como el alma de un arbusto, la conciencia reflexiva de una serpiente, las emociones de los espíritus o la transmisión de pensamientos telepáticos, de unos a otros. 
Amerindios de la Amazonía brasileña
Por regla general, en occidente, lo nuestro suele ser verdad, y el resto es tontería, o por lo menos sospechoso de fraude. Es indiscutible que nuestra opinión está bañada por unos patrones de pensamiento etnocéntricos e inamovibles, que fortalecen y legitiman una serie de conceptos construidos socialmente, como si de verdades absolutas se tratara. Sin embargo, no hay nada más peliagudo que arriesgarse a hablar de verdades absolutas. 


Muchos hemos visto, en campañas ecológicas que circulan en Youtube (TVE, 2014), las imágenes de ríos de polluelos piantes y amarillos, resbalando por una cinta industrial de distribución, mientras un humano con guantes blancos y movimientos tan mecánicos como los de la cinta, examina alguno al azar: le separa las alas, le estira las patas y lo vuelve a lanzar por uno de los dos conductos de acero, en función del sexo.

domingo, 1 de noviembre de 2015

La selva amazónica como musa para fines económicos

Iria Massotti

 La selva del Amazonas ha sido innumerables veces la musa de los intereses políticos y económicos de países, organizaciones y empresas multinacionales que, a través de eufemismos en los medios de comunicación, han logrado generarnos un concepto de la selva amazónica equitativo al Edén, en sus distintas fases del Génesis.

Anciano iagua de las cercanias de Iquitos. Wikipedia
 Siempre ha sido común una cierta tendencia a considerar el Amazonas como una especie de Edén exuberantemente fértil, y ésta idea ha impulsado a la colonización una y otra vez a gran escala, a reiterar en el dominio, con decisiones políticas que han dañado tanto a los grupos étnicos como a la vegetación de toda la zona. Una de las formas más utilizadas por los distintos países han sido las reservas biológicas, dejando automáticamente fuera del alcance de pescadores y agricultores todos los recursos naturales de los que, hasta ese entonces, podían abastecerse.